Un relato de 176 palabras
Mi
hijo es un paquete exprés. Cada mañana ella me lo entrega en silencio en la
parada del 113, sin bajarse del autobús, y yo hago lo mismo al atardecer. Yo
estoy en el paro y vivo con mi madre. Y ella trabaja en El Corte Inglés. Para el disponible propio dispenso a domicilio, y
en negro, servicios especiales a la demanda. Sin limitaciones, que no están las
cosas para matices.
Aparte
de paquete exprés está lo del estrabismo del niño, que ha ido reforzando día a
día, ya que desde siempre siguió a su madre con el ojo derecho cuando el
autobús se alejaba, sin dejar de mirarme a mí con el izquierdo. Y lo sigue
haciendo.
Sin
embargo a él no le preocupa. Dice que eso le da una visión más amplia de la
vida. Y más posibilidades. Y que no necesita una tele 3D para ver en tres
dimensiones.
Como
el que no se consuela es porque no quiere, yo a veces me pienso que es un
mutante. Y que algún día nos sacará de pobres y saldrá en el National
Geographic.
Narciuß
11.04.2013
Relatos por palabras