lunes, 25 de noviembre de 2013

NIGH CLUB

Un relato de 265 palabras
                                                   
Las sombras se alargan en la carretera. Yertas. Impasibles frente al parabrisas. En cualquier idioma. En cualquier cultura. Violines sin cuerdas vestidos de agua. Cuerpos escapados de cualquier derrota. Esquinas azules en luces de invierno. Lentas gabardinas heladas de amor. Turbias esperanzas de la luna llena…

Se acaban las farolas. Al final de la alameda, tras un recodo, el letrero iluminado con letras rosas: La Gaviota. Un chiringuito escondido de cualquier mirada. Refugio caliente en noches de alcohol. Sudor de canela, de cerveza y ron…

Es un espacio lleno. Caliente. Ruidoso. De luces giratorias. Apretujado. Lleno de humo. Con dificultad llegamos a la barra. Mis amigos beben con dos peruanas. No sé por qué he venido con ellos. Me liaron a la salida de la obra… Pido una ginger ale y voy al servicio…

En la penumbra, tropiezo con el sudor lustroso de una piel morena que me envuelve en su brisa salina. Intento pasar pero los cuerpos me atrapan. Me estrujan. Y me rindo sin más. Soy una persona fácil. Aquel olor intenso, espeso… Aquellas axilas… Sobre las estrías de las manos rotas de aquel dios marinero, pierdo el control. Y me sumerjo en la noche de sus ojos tiernos, temblando en el verso de su carne dura.

 ‘¿Dónde te habías metido, Elena?’, me dicen mis colegas, que han salido a la calle cansados de esperarme, de buscarme, de preguntar por mí…

 ‘Salí a echarme un cigarro. No aguantaba el ambiente…’, les contesto lacónica desde mi más allá. Desde la plenitud de mis pensamientos de agua. Desde la libertad de mis ingles desnudas… Satisfechas.

Narciuß
27.10.1995 / 13.03.2007
Relatos por palabras

jueves, 22 de agosto de 2013

MECUM

Conmigo
Un relato de 479 palabras
Ego, mei, mihi, me, me
Me levanté con un atasco de palabras de consideración, desayuné dos proverbios bastante sustantivos del acerbo de mi abuela, cogí mi cuaderno de hipérbatones y mi breviario de expresiones matutinas, me despedí de mi complemento circunstancial con el cariño elíptico habitual, y salí a todo trapo por la frase de en medio, casi entre paréntesis, aunque seguía preguntándome alternativamente a mí mismo: ¿Yo soy yo y mis palabras, o soy mis palabras y yo?

Un adverbio rozó mi laringe y, desgajado por pura mecánica palatal en modo adverbial, fue a parar, envuelto en un sucio y espeso morfema derivativo, a la acera de la oración, resbalándose en él una impensable conjunción disyuntiva que imploró a dios por aquel fortuito evento canónigo en voz pasiva, primero refleja y luego perifrástica.

Pasé el control rutinario de la primera forma verbal conjugada, y luego, tras tomar un desvío preposicional para evitar con cierta flexión la elipsis de un sintagma nominal entre comillas que siempre me cierra el paso con su sufijo posesivo, y aún con la evidencia de que ni el género ni el número iban a estar léxicalmente determinados, empecé a planificar mi estructura argumental.

¿Qué soy yo? ¿Un pronombre posesivo tónico, puesto que me pertenezco, o un simple adjetivo átono que me posee? ¿O soy simplemente una anáfora, una aliteración reiterativa…, una onomatopeya de mis sentidos, un vacío formal que flota en el aire…?

¡¡ONOMATOPLAF!!

Lo sabía. Había acabado chocando frontalmente contra un control rutinario de la Academia. ¡Iba tan abstraído pensando en mis categorías vacías…!

 ‘Lo siento’, balbucí.
‘No se preocupe’, me contestó el agente paciente. Un  elemento bastante caleidoscópico que se me antojaba a la vez expreso, por su concreción, y complementario, por su retórica difusa. Sobre todo cuando, por decir algo, le mostré mi sintaxis impersonal:
‘Nieva… y es miércoles’.

Mi frase no admitía sujeto, y él lo sabía. Se lo habían enseñado en el curso de Guarda-palabras. Así que me contestó paciente, sonriente e integrador:

Me llamo Sujeto, ¿y usted?

Estaba en un espacio plano, convencional, prácticamente vacío de palabras… En el que aquel sujeto llamado Sujeto flotaba simplemente. Y entonces comprendí que me había salido del discurso de la filosofía gramatical y había entrado en un área de descanso de la disertación lingüística y que tendría que permanecer allí hasta la nueva edición del diccionario. Y que durante una temporada me iba a tener que conformar con la oración simple y olvidarme de mis juegos de palabras. Que iba a tener que enfrentarme a la gramática básica, pura y dura. Y volver a conjugar el presente de indicativo. Así que, intentando formular un nuevo espacio cognoscitivo a la potencialidad emergente de aquel sujeto presente de estructura profunda llamado Sujeto, le contesté copulativo, con verbo insinuado y dirigiendo mi mirada hacia su complemento directo:

Yo soy Tácito, pero mis prefijos me llaman Besito de Coco.

Narciuß
27.01.2010
Relatos por palabras

martes, 20 de agosto de 2013

ELLA

Un relato de 180 palabras

Siempre anduve con palabras llanas, torpes, tontas… Y me sentía ajeno, distante, desmotivado, vacío… Ya casi había aceptado que ese era el destino inexorable de mi vida cuando un buen día, inesperadamente, se me acercó una palabra distinta que parecía algo más interesante:

-   ¡Antropocéntrico…!

Aquella palabra compuesta, esdrújula y grandilocuente se había dirigido a mí con toda su ironía erudita. Cuestionando mi autosuficiencia… Pero se me antojó triste. Desamparada. Obsesiva. Sesgada.  Abandonada… Como si hubiera huido de algún viejo libro de filosofía que ya nadie leía… Y le dije:

-   Gatita. Ven aquí. ¿Quieres que te enseñe mi punto de acumulación?

No se sonrojó. Ni pareció sorprendida. Se sentó sobre mi diccionario y se quedó allí, en silencio, mirándome a los ojos… Esperando, tal vez, participar en mi próxima frase…  O acaso imaginándose como la protagonista de mi nuevo relato…

Y allí se quedó. Controlando mis palabras. Dominando mi inconsciente. Haciéndome perder la perspectiva: ‘Soy tu esclava verbal’, me decía con frecuencia. ‘Soy toda tuya’. ‘¡Úsame…!’.

Así fue como empezó todo. Os lo juro. Debéis creerme. Todo fue cosa de ella…


Narciuß
31.07.2008
Relatos por palabras

viernes, 3 de mayo de 2013

PAQUETE EXPRÉS

Un relato de 176 palabras

Mi hijo es un paquete exprés. Cada mañana ella me lo entrega en silencio en la parada del 113, sin bajarse del autobús, y yo hago lo mismo al atardecer. Yo estoy en el paro y vivo con mi madre. Y ella trabaja en El Corte Inglés. Para el disponible propio dispenso a domicilio, y en negro, servicios especiales a la demanda. Sin limitaciones, que no están las cosas para matices.

Aparte de paquete exprés está lo del estrabismo del niño, que ha ido reforzando día a día, ya que desde siempre siguió a su madre con el ojo derecho cuando el autobús se alejaba, sin dejar de mirarme a mí con el izquierdo. Y lo sigue haciendo.

Sin embargo a él no le preocupa. Dice que eso le da una visión más amplia de la vida. Y más posibilidades. Y que no necesita una tele 3D para ver en tres dimensiones.

Como el que no se consuela es porque no quiere, yo a veces me pienso que es un mutante. Y que algún día nos sacará de pobres y saldrá en el National Geographic. 

Narciuß
11.04.2013
Relatos por palabras

jueves, 28 de febrero de 2013

EL DIPUTADO

Un relato de 115 palabras
1
El diputado, abatido, con las manos ensangrentadas, mira hacia la nada.

‘¿Por qué mató a su guardaespaldas? 
‘Me dio un pronto. 

‘Sea más concreto
‘No me gustaba su autosuficiencia. Me recordaba al niño de primaria que me violó en el campamento.

‘¿Y el maletín?
‘Esa es otra. ¡Ya se quería llevar el 75 %...!

2
El juez, el fiscal y el abogado defensor.

‘¿Qué podemos hacer?
‘¿Lo ponemos como defensa propia con imprudencia etílica justificada por el estrés de la crisis?
‘¿Sobreseimiento, libertad sin cargos,  y los depósitos de rigor en el Banco Vaticano IOR ...? [1] 

‘Es un tema grave...
‘Y mucho papeleo...
‘Vale. Añadimos un  5 % de los depósitos de nuestra sociedad offshore [2]de Naurú...? [3] 

Narciuß
26.02.2013
Relatos por palabras

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[1] IOR. Instituto para las Obras de Religión.
[2] Una companía offshore es una empresa registrada en un país que ofrece una fiscalidad muy ventajosa o incluso inexistente, siempre que la actividad no se ejerza en el territorio en que se haya registrado.
[3] ITerritorio paupérrimo de Micronesia, situado en el océano Pacífico central, que comprende una sola isla justo al sur de la línea del Ecuador, con una extensión de unos 21 kilómetros cuadrados, y que cuenta con 400 bancos y viene siendo receptor de dinero negro para su blanqueo.